domingo, 20 de septiembre de 2020

VITORIA

UN DÍA EN VITORIA

Este verano nos decidimos a ir desde Villanúa, en el Pirineo Aragonés hasta Vitoria-Gasteiz, la capital del País Vasco. No habíamos estado nunca y queríamos conocerla.

Caminamos hasta el centro, el problema era que esta ciudad tenía muchas cuestas y había que subir muchas escaleras. Pero aún así valía la pena, porque era la ciudad de España con el mejor conservado casco histórico medieval. Lo primero que hicimos fue entrar a una Iglesia que había por allí cerca, sin saber la sorpresa que dentro nos esperaba. Nos encontrábamos en la Iglesia de San Pedro Apóstol, y justamente enfrente de la puerta se encontraba una imagen de la Virgen del Pilar. La iglesia era de estilo gótico, del siglo XIV.
Tras ello, reanudamos nuestro camino, y terminamos en la plaza mayor, que se parecía bastante a la de Madrid o la de Salamanca
En ella, en una de las esquinas se encontraba la Oficina de Turismo, donde nos paramos a pedir un mapa y que nos informaran un poco. Nos recomendaron visitar las catedrales y alguno de los parques que rodeaban la ciudad.

Tras salir de la plaza mayor nos dirigimos a las murallas, desde donde pudimos divisar toda la ciudad, y ver todos los edificios.
Tras finalizar, el recorrido por las murallas, nos dirigimos a la Catedral Nueva. Que aunque parecía de estilo gótico, había sido erigida en el siglo XX. No pudimos visitar la vieja, porque había que pedir cita y era en visita guiada. La misa en la catedral nueva se daba en una especie de sótano, y en la parte alta, en la nave central se encontraba el museo de Arte Sacro del País Vasco, desde el románico hasta la actualidad. Pero aun así era una Catedral muy bonita, y aunque fuera tan reciente, podría haberme creído que tenía varios siglos.




Al salir de ella nos marchamos a comer, en una calle céntrica, muy bien situada. Yo comí una lasaña de hongos y una hamburguesa también de hongos. Tengo que decir que salí muy contenta de aquella comida. 
Tras esa comida, nos despedimos del centro de la ciudad, pero todavía no nos marchamos, nos fuimos a visitar uno de los parques del alrededor. Era el parque de Salburúa, eran unos humedales muy grandes que se encontraban a pocos kilómetros del centro de la ciudad. Nos dimos una vuelta por ellos , y buscando la salida visitamos el centro de interpretación, y descubrimos más cosas sobre él.


 
Tras ello reemprendimos nuestro camino hacia el pueblo, e hicimos una última parada en el Monasterio de Leyre, aunque no pudimos entrar dentro, porque ya había cerrado.


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